Según un reciente estudio titulado “The Future of Aesthetics”, hay diez tendencias clave que marcan el futuro de la medicina estética para los próximos años y que tienen que ver con temas de actualidad, como la influencia del metaverso en la práctica clínica , la importancia que concedemos a vivir de experiencias personalizadas, y la influencia que la sobreexposición a las pantallas tiene sobre la percepción de nosotros mismos.

Entre las principales conclusiones de este amplio informe, destacan las siguientes:

• La individualidad diversa: el mundo cada vez es más diverso. Cada etnia sufre un envejecimiento propio y presenta una piel única y, por ello, es necesario tener opciones para cubrir las necesidades de cada una.
• La nueva masculinidad: se está produciendo un cambio cultural, donde el antiguo concepto de masculinidad ha quedado atrás, las convenciones de género se han difuminado y el hombre moderno se siente cómodo cuidando su aspecto. La belleza masculina cobra más importancia y cada día hay más opciones dedicadas a ellos
• La belleza con inclusión de género:  existe una oleada de líneas de belleza no binarias que abogan por mensajes inclusivos o neutros.
• La expresión efímera: el concepto de belleza es cada vez más inclusivo, evitando la conformidad y expresando la creatividad.
• Las nuevas fronteras del cuerpo: las redes sociales y las aplicaciones de citas han influido en la percepción de la belleza. El cuidado corporal total ha ganado terreno y los pacientes buscan opciones para todo el cuerpo.
• Estética-Ética: la medicina estética debe estar regulada y ser segura para todos los pacientes. Los profesionales del sector están centrados en impulsar este ámbito estableciendo normas. En este sentido, ponerse en manos de profesionales médicos es indispensable para el correcto asesoramiento y práctica de la medicina estética y su repercusión en la salud.
• El fin del envejecimiento: gracias a la innovación y la investigación, existe la posibilidad de que la medicina estética ayude al cuidado de la piel, mitigando los signos del envejecimiento en el rostro de los pacientes.
• Las lentes digitales: verse a uno mismo a través de una pantalla, y cómo eso puede distorsionar las percepciones, era una cuestión que estaba latente en el trasfondo, antes de la llegada de COVID-19. El aumento de medios digitales ya sea debido al teletrabajo, o la tendencia a socializar, pusieron el foco en la imagen digital. Eso, ayudó a un cambio en la percepción que los pacientes tienen de sí mismos y su relación con la estética. El rol médico de los profesionales cualificados y expertos es clave para trasladar a los pacientes lo que pueden conseguir con los tratamientos estéticos. Estos profesionales aportan una dosis de realidad no digital y ayudan a sus pacientes a mantener sus expectativas.
• Las experiencias personalizadas: ahora los pacientes buscan experiencias 360º. Los entornos acogedores, los servicios centralizados, y la personalización de los mismos, son elementos que destacarán aún más en el futuro.
• La belleza y el metaverso: el metaverso está llamado a tener un profundo impacto en nuestras vidas y también lo tendrá en la medicina estética. Este universo promete la capacidad de crear un nuevo “yo virtual”, lo que probablemente tendrá importantes consecuencias para la expresión personal. Las “metaclínicas” virtuales podrían ofrecer nuevas formas de interactuar con los clientes, así como una valiosa formación sobre los tratamientos.